La mágica presencia
El individuo que determina y decide lograr su perfección debe y tiene que entrenar su actividad exterior, debe entrenar su mente y aprender a no escuchar nada que no sea la voz de su propia Magna Presencia Yo Soy. Los seres encarnados tienen que aceptar únicamente su sabiduría y obedecer solamente su dirección. Deben escuchar, ver, sentir y ser la Luz de la Infinita Presencia Yo Soy. Así dice uno de los párrafos de este maravilloso libro.
Colección metafísica. Año de publicación 1992. (A005)